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24 febrero 2013



Capítulo 37: El Comienzo



Pasó un mes extraño desde que Zanky ganó el Torneo de los 3 Pringaos. Zanky no quería ver a nadie, evitaba encontrarse con gente, incluso iba al Gran Comedor a comer las sobras de Jana. Dumbledore incluso había pedido a los alumnos que dejaran en paz a Zanky con el asunto del Torneo, eso ayudaba a que la gente pasara de él y lo miraran raro por los pasillos.

Una tarde Zanky bajó con Ron, Jermayoni y Jana a la cabaña de Tita. Vieron salir apresurada a Madame Maxime, con los pelos revueltos y soltando insultos en francés. Entraron en casa de Tita, que ya había colgado en la puerta la melena de Voldiport, y la encontraron limpiándose un manojo de pelos pelirrojos que se le habían metido entre las uñas.

      -¡Hola Tita! –saludó Zanky- ¿qué hacía aquí Madame Maxime?

-          Nada, hemos estado hablando pacíficamente, que yo soy muy tolerante y muy diplomática. Dumbledore nos ha hecho un recadito…

-          ¿Qué recadito? –preguntó Ron.

-          Es Top Secreto –y añadió en voz baja- ya os mandaré loros.

Tita les preparó dos platos con galletas recién hechas. Miró fijamente a Zanky.

-          Tú no estás bien ¿verdad Zanky? Cuéntale a la Tita qué te preocupa.

Desde el piso de arriba oyeron a Fifí, y Tita puso cara seria y gritó:

-          VALE, PERO A LAS 9 TE QUIERO EN CASA, Y MÁS VALE QUE ESTA VEZ NO PIERDAS LAS LLAVES JOVENCITA.

Se giró de nuevo hacia sus invitados.

-          Fifí, que se ha echado novio… un bulldog de Hogsmeade… no me gusta para ella.

Vieron bajar a Fifí, con dos pendientes con forma de aro en las orejas, los ojos pintados de morado y el pelo recogido en un moño mal hecho. Además llevaba un bolso morado y las pezuñas pintadas de rojo. Incluso se había puesto un tanga negro. Dio un escupitajo a Ron y salió por la puerta. Tita la miró mal, estaba claro que habían discutido.

-          En el fondo Dumbledore sabía que el Calvi regresaría –dijo Tita, cambiando de tema-, ahora toca plantarle cara antes de que se haga más fuerte. Pero sigo sin entender por qué no me deja presentarme en su casa, le corto la cabeza y ya está. Son ganas de complicarlo todo…

-          Pue poque no etará en su casa, fijo que s’ha ido a casa d’algún amigo –comentó Jana, entre galleta y galleta.

-          Tú te crees muy lista ¿no? –respondió Tita, con cara de mala leche- Y deja de comer galletas que son de Zanky y Ron.

Tita empujó a Jana y le alejó los platos de galletas.

-          ¡Ah! Le he pedido a Dumbledore quedarme contigo este verano –le dijo Tita a Zanky- o al menos que Fifí te vigile, pero nada, este señor ya chochea, quiere que pases el verano con los Dudis esos y que te maten de hambre. Toma –le dio a Zanky una foto suya con cara de muy mal genio- si te pasa algo enséñales esta foto, al menos se lo pensarán dos veces antes de ponerte un dedo encima. También vale contra Jana y Cho.

La última noche en Hogwarts se celebró un banquete de clausura del curso. Todos iban elegantes. En la mesa de profesores Tita había conseguido de nuevo sentarse junto a Cascao, que estaba triste por la huida de su canguro Rambo. Dumbledore se levantó para dar un discurso a los alumnos, llevaba un velo rosa que le cubría parte de la cara.

-          ¿Se me oye? ¿se me oye? Probando, probando… un dos tres… bien, buenas noches a todos. Hoy se supone que es un día feliz: acaba el curso y tenemos un pedazo banquete, unos postres riquísimos y unos invitados de toma pan y moja –hizo una reverencia a la mesa donde se sentaban los alumnos de Durmstrang-. Pero como no hemos hecho un funeral ni nada a Cedric Diggory los abogados de la familia nos obligan al menos a mencionarlo en un brindis… so aguafiestas. Bien. A Cedric lo mató Voldiport, ea, ya lo he dicho –todo el Gran Comedor comenzó a murmurar cosas, asombrados-. El Ministerio no quiere que esto se sepa, pero así fue. Ahora tendremos que elegir entre lo fácil y lo correcto, espero que tengáis en cuenta que la muerte de Cedric no fue un accidente. Zanky pudo defenderse, luchar y huir del enfrentamiento, aún está en tratamiento capilar. Por último, Tita Hagrid, la profesora de Cómo Mimar las Criaturas Mágicas y guardiana de llaves de Hogwarts, quería dedicar unas palabras a Cedric.

Dumbledore se sentó mientras los asistentes aplaudían. Tita se puso en pie sobre la mesa de profesores y comenzó a gritar bien fuerte para que todos la oyeran, leía unas pequeñas líneas que había escrito en un trozo de El Profeta.

-          CECI ERA UNA BUENA CHICA, NUNCA PUSO OJITOS A MI ZANKY, CASI MEJOR PORQUE LLEVABA EL PELO CORTO Y ESO NO LUCE EN MI PUERTA. LA ENCONTRÉ EN AQUEL CEMENTERIO, ME LLEVÉ UN SUSTO PORQUE PENSABA QUE ERA MI ZANKY, PERO NO. YO QUERÍA DARLE LAS GRACIAS A ESTA VALIENTE ALUMNA POR HABER MUERTO EN LUGAR DE MI ZANKY.  CECI, TE DEBO UNA GALLETA.

Tita se emocionó con sus propias palabras, en la última frase incluso le tembló la voz (claramente estaba actuando), pero toda la sala se quedó boquiabierta. Al sentarse en su silla hubo algunos tímidos aplausos mientras ella hacía como que se secaba unas lágrimas invisibles.

-          Bien hecho, Tita, pero Cedric era un chico.

-          ¡No me digas Dumbledore! Bueno, espero que no se haya notado, llevo toda la semana ensayando el discursito.

El banquete comenzó y Jana ya se había apartado siete platos. Durante el curso había engordado tanto que ocupaba dos asientos del comedor.

-          Jana, tía, o sea, que ese elfo te engañó, aquí la comida también engorda, ¡mira qué foca te has puesto!

-          Etoy empesando a pensar que é verdá… -Jana hablaba mientras masticaba un muslo de pollo- úrtimamente me siento… como hinxada…

-          ¿Hinchada? –repitió Jermayoni, atónita- Lo que estás es GOOORDA.

-          Ei Jana –protestó Ron- ¡¡que eso era para Gervasio!!

-          ¿Y onde está Gervasio?

-          Aquí, a mi lado.

-          AY DIO MIO, QUE ME LO HE COMÍO Y NO M’HE DAO CUENTA. Lo reconosco, tengo un pobema con la comida.

 Al día siguiente los alumnos de Durmstrang y las de Beauxbatons volvían a sus países. Los sirvientes de Beauxbatons cargaban las maletas en el carruaje dorado mientras las alumnas se despedían.

-          Oye Krum, ¿me das tu dirección para escribirte este verano? –preguntó Jermayoni.

-          No… no, ya te escribiré yo ¿ok? –y enseguida se giró hacia Zanky, le dio un trozo de pergamino y le dijo en voz baja- Toma, guapo, mi dirección. Escríbeme –y se subió en el barco haciéndole un guiño, Jermayoni se lo devolvió pensando que era para ella. Jana hizo igual, Zanky se puso rojo.

-          Venga, rapidito –Tita iba empujando a las alumnas de Beauxbatons hacia su carruaje-, vamos despejando la zona, no os olvidéis ninguna prótesis, so ocupas.

-          ¡Tita! O sea, que soy yo, Jerma, no soy de Beauxbatons.

-          Ui, perdona, no me había dado cuenta…

-          ¡Pero deja de empujarme!

Los caballos alados de Beauxbatons comenzaron a aletear y el carruaje dorado salió volando, con Madame Maxime saludando desde la ventanilla.

-          Adios, adiós bonica –respondía Tita- ahí os estrelléis contra un avión muggle…

El barco de Durmstrang comenzó a hundirse como un submarino. Desde fuera todos los despedían. Dumbledore y Tita, abrazados, llorando desconsoladamente mientras agitaban la mano despidiéndose del director Webo Cascao.

Esa misma tarde salía el tren hacia King Cross, en Londres. Todos los alumnos estaban en la estación de Hogsmeade con sus equipajes, armando mucho alboroto. Allí estaba Tita, con Fifí claramente resacosa, con un ojo más cerrado que el otro y la lengua fuera de la boca.

-          ¡¡Ay mi Zanky que se me va otra vez!! –le dio un estrujón a Zanky que lo dejó sin aire-. Toma, un saco de galletas para el viaje, que no sé cuánto tardaré en volver a verte, tengo una misión secreta este verano, ya te contaré por loro.

-          Gracias Tita, pero… ¿cómo sé que Voldiport no vendrá a por mí?

-          Porque aprecia su vida, básicamente –respondió la gala, desafiante, y se giró hacia Ron para darle otro abrazo-. Dile a tu madre que me cuide a Zanky cuando vaya a La Tejonera, y que me mande la receta de la tarta de arándanos.

Jermayoni dio un paso al frente para abrazar también a Tita, pero ésta le dio un empujón.

-          Quita bicho, que os den morcillas a las dos.

-          No, morsillas no que engordan y yo quiero empesá la dieta, no sé qué voy a hasé con tanto pestiño… oh oh.

-          ¿Pestiños? ¿¿PESTIÑOS?? –Tita reaccionó cuando Jana ya estaba corriendo dando tumbos, alejándose de la estación en dirección al bosque- ¡Espera! ¡Que me debes la receta de los pestiños, era eso a cambio de ir al baile con Zanky!

-          ¡Ej que son compraos en una tienda!

-          ¡¡YO TE MATOOOO!! Mírala, míralaaaa, si es que da penita verla correr… ¡ESO, ENTRA EN EL BOSQUE, A VER SI SALES VIVA. Adiós Zanky, muá, muá.

Tita salió tras Jana, que ya se había adentrado en el bosque, plato en mano. Allí se quedó Fifí, mirando fijamente a Ron con cara de asco.

-          Jua-zú.

-          Sí Fifí –dijo Ron- Yo también te echaré de menos…

Jermayoni, Ron y Zanky subieron al tren y se sentaron en un compartimento, al poco llegó Enrique Alfarero, con su garrote y su chaleco, levantando su única ceja al pasar frente a Jermayoni y se sentó junto a ella.

-          Hola corderica mía.

Ron se puso serio.

-          Perdona Enrique, pero ahí está sentado Gervasio.

-          ¡Anda cojona! No lo sabía. Pos me voy a otro asiento, ¿vienes conmigo, moza de los jamones tiernos?

-          No, yo me quedo aquí –dijo Jermayoni, intimidada.

-          Se me resiste, pero yo sé que está coladica por mi cuerpo serrano.

Al salir Enrique entró la Susan, con dos de sus súbditos de la mafia, uno de ellos era Dracon Malfoy. Ella se sentó junto a Zanky.

-          Esto… Zanky, te recuerdo que me debes el 10% del premio del Torneo, llevas un mes de retraso y a la Susan nadie le toma el pelo ¿me entiendees?

-          ¡Ah! Sí, si, claro – Zanky sacó un saco- Mira, quédatelo todo.

La Susan se sorprendió. Abrió el saco y se puso roja de ira.

-          ¿Galletas? ¿Piensas pagarme con galletas? A la Susan nadie le ofende, ¿me entiendes? Que la Susan es muy buena gente hasta que se burlan de ella, mira Zanky, dame mi oro ya o te rajo, ¿me entiendees?

-          Ui, perdona –respondió Zanky sin inmutarse- me he confundido de saco, toma –lo abrió mostrando todo el oro en su interior- aquí está, el 10% más el resto para proporcionarme una protección completa en Hogwarts para los años que me quedan en el castillo.

-          Hecho, protección VIP, como al Smith.

Susan cerró el saco y se lo dio a Dracon para que lo llevara.

-          ¿Ves? Hablando se entiende la gente. Zanky, a partir de ahora tienes acceso a todos los servicios de la mafia. Buenas tardes –Susan se levantó y vio que Dracon se había metido algunas monedas en los bolsillos- Tú, rubito, voy a contar hasta tres y cuando termine en el saco va a estar TODO el oro que Zanky me ha dado, ¿me entiendes? Una… dos… y tr… ¡¡No huyas, chorizo!!

Dracon salió corriendo de allí, y la Susan, junto a varios miembros de la mafia, sacaron sus navajas y fueron tras Dracon. Zanky cerró la puerta del compartimento cuando salieron todos.

-          ¿Habéis visto? –dijo Ron, con El Profeta en las manos- Danta Skeeter no ha publicado nada sobre lo sucedido, es como si hubiera desaparecido.

-          Jijijiji –Jermayoni estaba sacando un tarro de cristal de su bolso, dentro había una mosca cojonera, la misma que había encontrado en la enfermería un mes antes-. La tengo aquí. Danta resultó ser una animaga ilegal, por eso podía colarse en Hogwarts y descubrir cosas que de otra forma no podía. La pillé y ahora la tengo atrapada. Hemos llegado a un acuerdo, ella no publica nada de nosotros y nos deja en paz y a cambio no decimos nada a las autoridades.

Zanky se acercó al frasco, allí dentro la mosca cojonera lo miraba, con un mini rizo rubio en la pequeña cabecita.

-          Si la aplastas nadie se dará cuenta –dijo Zanky.

-          Zanky por favor, o sea, no voy a matar a una mosca, qué asco…

El trayecto se hizo corto, llegaron a la estación de King Cross casi al anochecer. Sacaron sus maletas del tren y Ron fue corriendo a dar un abrazo a su madre, pero Molly lo esquivó con un movimiento de cadera y primero abrazó a Zanky.

-          En un mes te llevaremos a La Tejonera, aguanta, Zanky, toma, un brazo de gitano, que no te lo vean. Ven aquí Ron, ay mi niño bonitoooo.

Zanky se despidió de todos y salió por la puerta principal después de ver a Ron lanzarse en plancha contra varios pilares de la estación. Fuera le esperaban los Dursleys, amargados y gordos como siempre, mirando fijamente el brazo de gitano que la señora Weasley le acababa de dar.


FIN, por ahora….
  

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