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25 febrero 2012


Capítulo 29:  El Sueño


Todo el colegio se acabó enterando de la desaparición del señor Crouch, Danta Skeeter sacó la noticia en la portada de El Profeta junto con rumores absurdos.

- O sea, mi pobre Krumi tiene un chichón horrible, menos mal que es un hombretón y aguanta bien el dolor.

- Sí, sí, un hombretón, sí... –murmuró Zanky.

Al entrar en el Gran Comedor vieron que estaba repleto de hurnas. Los miembros de la mafia, vestidos de negro, “invitaban amablemente” a los alumnos a votar a punta de navaja. La Susan se les acercó, muy seria.

- Zanky, Jerma, Rojizo, Gordi, venid a votarme, ¡YA!

- ¡Gervasio también quiere votar! – dijo Ron

- Genial, que vote también, y no os cortéis, votadme las veces que os de la gana. Ya tengo a mi hermana la Narcy y a la mormona votando como descosidas, les he retado a ver cuál de las dos cuela más papeletas mías ¿entiendes? Estoy que me salgo. Y ahora, si me disculpais –dijo, subiéndose un saco enorme al hombro- tengo que votar.

Zanky se acercó a una mesa, cojió un papelito con el nombre de La Susan, bajo su atenta mirada, y lo metió en una hurna. Ya podían desayunar tranquilos.

- ¿Qué le habrá pasado al señor Crouch? –preguntó Ron.

- Ni idea... o sea.

- Según Danta –interrumpió Jana, desayunando un pastel de chocolate entero- se ha ío con su amante mitá venesolana mitá nigeriana.

- Yo ya no me creo lo que publica esa, o sea, ¿cómo se puede enterar tan rápido de las cosas? Y tú Jana, para ya, que llevas todo el curso inflándote, ¿no te ves?

- Que no tía, que eto é cosa del aire o que retengo líquido o... –Jana abrió mucho los ojos- ¡A vé si voy a etá embarasá der Sanky! ¡¡Ai qué ilusión má grandeeeee!! ¡Auch!

- Ui, perdona bonita, ¿te he dado con la bandeja? Pues te aguantas –Tita miró de reojo a Zanky- Ron, dile a Zanky que si se ha comido todas las galletas que Titanónima le ha enviado.

- ¡¡Que sé que me las mandas tú!! –dijo Zanky.

- Jerma, dile a Zanky que no tiene pruebas de eso.

- Oye, que yo no soy un loro, Tita, o sea –protestó Jermayoni

- Zanky –dijo Tita- dile a Jerma que no me levante la voz.

- Díselo tú –añadió Zanky- que con ella sí te hablas.

- ¡Me estáis liando! ¿Entonces con quién no me hablo? ¿Con Ron?

- ¡Con Zanky!

- ¡Ah! Es verdad –reconoció Tita- Bueno, me voy a votar por mi Susan, que la quiero ver de presidenta de la Asociación de Alumnos. Más lista que es mi Susan...

Zanky terminó de desayunar y decidió subir a la lorería y mandar un loro a Sirius:

“Querido papi Sirius:
Ayer Krum me quiso besar, aún estoy que me tiemblan las piernas, menos mal que apareció el señor Crouch sino ahora estaría ingresado en San Musgo con un síncope mental o algo...
Tita sigue enfadada conmigo y no doy abasto con las galletas, me hace más que cuando me hablaba.
A Ron sigo sin aguantarlo, menos mal que no soy violento... pero Jerma... la Jerma sí que le zurra sí.
En fin, espero que estés bien ahí en el peñasco, te iba a mandar una magdalena de esas de medio kilo del desayuno pero como esto está tan alto me la he comido yo para reponer fuerzas, ya sabes, seguro que lo comprendes, mi bienestar lo primero. De todas formas puedes lamer la carta, me han caído algunas migas y pepitas de chocolate.
P.D.: ¡Ah! Crouch ha desaparecido.”

Zanky llegó tarde a clase de Historia, cuando entró estaban todos los alumnos medio dormidos, y el profesor fantasma dando clase como una cinta de video antigua. Cogió sitio y se puso a jugar con una mosca cojonera que le perseguía.

Después tenían clase de Defensa con OjoChungo, subieron a su clase y le preguntaron acerca de Crouch.

- A ese hombre no le pasa nada, seguro que se ha perdido en el bosque... AHÍ SE CAIGA MUERTO Y ENCUENTREN SU CADÁVER PUTREFACTO COMIDO POR BABOSAS, pero vamos, cualquier día  tenemos noticias suyas... bonitos... feos...

- Ah bueno, ya no quedamo má tranquilo pofe... Cuxe, ¿me podría hasé un imperiu d’eso? Es que tengo mono, ¿sabe usté?

- Quita niña... por cierto Zanky... ¿cómo te estás preparando para la prueba?

- Pues... estoy comiendo mucho azúcar, que dicen que evita las agujetas –afirmó Zanky, orgulloso.

- No es suficiente, más vale que te bajes a la Biblioteca y empieces a estudiar hechizos.

- ¿Ahora? ¿Con el buen tiempo que hace me voy a tener que meter en una Bibliotec...

- ¡QUE ESTUDIES!

Zanky se bajó a la biblioteca, sólo. Era aburrido leer hechizos, pero al menos se lo pasaba bien viendo como Fifí, disfrazada de alumna, no le apartaba la mirada de encima, disimulando como que estudiaba para un examen de cocina.

Aquella misma noche se supo quién había ganado las elecciones de la mafia. Vamos, que se supo quién había hecho más trampas. La Susan entró triunfante en la sala común subida a hombros de varios miembros.

- ¡Zanky, Zanky! Que sepas que la Susan va a centrar los esfuerzos en que pases la prueba. Tenemos a varios de nuestros miembros acampados en el laberinto para hacerte paso.

- Pero Susan... ¡Tita está podando con el plato el laberinto todos los días!

- ¿Ah sí? Corli, chssst, Corli –un alumno vestido de negro se le acercó a la Susan- cancela el plan del laberinto. No te preocupes Zanky, se nos ocurrirá otra cosa, ¿entiendes? Ah, y ya se me ocurrirá cómo me lo pagas...

- ¿Pagar?

- Zanky no me toques los galeones... no me toques los galeones... ¿entiendes?

- Ah bueno... vale...

La clase de Adivinación del día siguiente fue muy aburrida. La profesora Trolaney se había tomado una infusión más de la cuenta y estaba discutiendo con un televidente Tauro imaginario. Mientras los alumnos tenían que abrir su tercer ojo para ver “más allá”. Ron, Jana y Zanky estaban sentados en la misma mesa. Jana se limaba las uñas, muy concentrada, mientras tarareaba una canción flamenca. Ron estaba peleándose con una mosca cojonera que no paraba de darles vueltas y Zanky directamente agarró unos cojines y se echó una siestecita aprovechando el calor de la chimenea.

Era un sueño bonito, una magdalena de tres metros, gigante, Zanky se acercaba a ella, como flotando entre nubes. Estaba a punto de tocarla, tenía pepitas de chocolate y estaba muy esponjosa. Dio un último salto para alcanzarla y ¡ZAS! Se dio de frente contra una puerta.

- ¡Cagüen!... ¿dónde está mi maximagdalena?

Zanky abrió un poco la puerta, ya había estado allí antes. Dentro de la sala pudo ver a Cosita, dándole una magdalena a un bebé muy feo. A su lado había una amantis religiosa. El bebé comenzó a berrear y dijo:

- Eres un inútil, mira que dejar escapar al Crouch... ¡ha estado a punto de desbaratar nuestro plan!

- Lo... lo siento mi señor.

- ¡Quítale el papel a la magdalena!

- Sí, enseguida mi señor.

- Menos mal que el enlace que tenemos en Hogwarts se ha encargado de eliminarlo... cosa más inútil que eres, Cosita – el bebé cogió la magdalena, le dio un bocado y la tiró al suelo- se me ha quitado hasta el hambre, ¡cántame una nana!

Zanky, al ver la magdalena en el suelo, no pudo evitar gritar:

- ¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!! ¡ESTABA ENTERA! ¿CÓMO SE PUEDE SER TAN CRUEL?

Toda la clase se le había quedado mirando. Ron se había asustado y se había caído de la silla. La profesora Trolaney quitó la mirada de la cámara mientras intentaba desliarse los collares del pelo.

- ¿Te encuentras bien, mozo? Mi tercer ojo dice que te pasa algo, el segundo dice que estás bien, y el primero que queme la escuela.

- ¡Pues claro que no me encuentro bien! Estoy harto de que la gente tire magdalenas enteras. Me voy a dar una vuelta, que estoy muy alterado.

Zanky salió de clase de Adivinación, tomó un poco de aire fresco de una ventana y bajó hasta el pasillo donde Dumbledore tenía su despacho. No conocía la contraseña, así que improvisó para abrir la puerta.

- Ay omá qué rico.

Nada.

- Webo Kaskao.

Nada.

- ¿Charlie Weasley?

La puerta se abrió una vocecilla le dio la bienvenida.

- “Bienvenido o bienvenida al despacho de Dumbledore, estaré encantado de atenderte, pasa, pasa. Si eres un chico guapo puedes quitarte la camiseta si así te sientes más comodo. ¡Besitos!

Zanky subió las escelaras de caracol con las paredes rositas hasta llegar a una sala de espera. La puerta del fondo, la que daba al despacho estaba cerrada, pero Zanky pudo oír voces. Dentro estaban Dumbledore, Tita, Ojochungo y el ministro de magia, el señor Fudge.

- Que no, Dumbledore, que no hay pruebas ni de que Berta haya sido secuestrada ni de que le haya pasado nada a Crouch.

- Pero señor ministro, sería conveniente que se encargara de investigar estas dos desapariciones – pedía Dumbledore, educadamente.

- ¿Pero para qué? Ya son ganas de perder el tiempo, si total, seguro que aparecen.

- Yo sigo diciendo que la madame Cursí está metida en el ajo – malmetió Tita.

- Es cierto Albus –confirmó Fudge- ya sabes que las galas son peligrosas, vale que a Tita la tengas domesticada pero a Maxime...

- Oh, ¿perdona? ¿yo domesticada? Mira, no te arranco las orejas a mordiscos porque no quiero ensuciarle de sangre la alfombra a Dumbledore... ¿ves Albus? Ya te dije que siendo buena gente la gente se aprovecharía de mí. Paso de yoga, paso de ser educada... las cosas claras y la sangre espesa.

- Vamos a ver, -interrumpió Dumbledore- no creo que Maxime tenga nada que ver, el ministerio debería tomar cartas en el asunto, cosas muy raras están pasando en este Torneo, no me fio...

- Ay mi Zanky, ¿crees que le va a pasar algo malo? –Tita parecía preocupada.

- ¡Que no pasa ná! Todo va bien, lo digo yo que soy el ministo, ¿qué os apostáis?

- Ejem... –interrumpió Ojochungo – esta conversación ya no es privada, Zanky Potter está esperando fuera.

Y con un golpe de varita se abrieron las puertas, dejando en evidencia a Zanky, que tenía la oreja pegada.

- Esto... ¡hola!

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