Lo + leído

01 marzo 2009

Capítulo 7: Bagoman y Crounch 

Se despidieron de los Diggory y fueron hacia una caseta de madera, guiados por el señor Weasley. Antes de entrar, comenzó a quitarse ropa hasta quedarse únicamente con un taparrabos y una lanza de madera que sacó de su mochila.

- Venga, pasad.

Dentro, había un niño de unos 11 años pagando al dependiente con fajos de billetes, y cuando salió de la cabaña, el dependiente se fijó en el señor Weasley, y se subió las gafas.

- Bu... buenos días...

- Hola, mí ser señor Weasley. Mí querer pagar reserva.

- Emm... si, si, ¿señor Weasley dice? - el dependiente comprobó los datos en un ordenador. - Bien, su parcela es la número 436... ¿son ustedes extranjeros?

- No, mí ser de aquí.

- Entiendo... no sé, ha estado llegando gente muy rara últimamente, el campamento está repleto de gente extraña... ¿van a celebrar una fiesta de disfraces a lo grande?

- ¿Cuánto deber?

- Son 234 euros...

El señor Weasley sacó una bolsa de la moquila. Debía pesar mucho, y la puso en el mostrador. El dependiente comenzó a contar monedas de euros, anonadado. 

- ¿Seguro que no vive en un manicomio?

- No, mí vivir en La Tejonera, ¿y tú?

- Yo en una casa... no sé, se me hace extraño todo esto.

Una ventana se rompió y un hombre vestido de gris sacó la varita, apuntó al dependiente y gritó "Obliviate". El dependiente se quedó con la cara relajada, con una sonrisa absurda y los ojos entreabiertos, dio las gracias al señor Weasley y el hombre de gris les acompañó fuera.

- Tenemos al pobre hombre a base de Obliviates, al principio necesitaba 3 al día, pero es que ahora con menos de 40 no se controla... me temo que después de los mundiales tendremos que internarlo en un centro de reabilitación.

- ¡Qué va! - el señor Weasley caminaba, alegre - lo lleváis a la selva y él estará más feliz que un ocho cazando leones. Lo sabré yo, que trabajo en eso... ¿has visto lo bien que he manejado la situación? ni se ha dado cuenta de que no era uno de ellos.

Se despidieron del hombre del Ministerio a la entrada del campamento. Había mucho ruido. Zanky intentó no separarse de Jermayoni, Luna y Ron. Enrique Alfarero estaba contando chistes malos a los gemelos y Jana se estaba quedando atrás.

- ¡Xicos! ¡Xicos! ¡perame! que sus pierdo, ¡eeh! ¡¡Xicos!!

Zanky miraba a su alrededor. Había tiendas de campaña, si, pero algunas eran muy extrañas. Intentaban imitar a los muggles. Algunos magos habían simulado chabolas, estaban vestidos de vagabundos; otros iban vestidos de raperos y su tienda se asemejaba a un callejón sin salida. Zanky estaba preocupado, se preguntaba dónde dormirían ellos. Pasaron junto a  unas tiendas de campaña que eran como iglús, parecían de hielo, y quienes estaban ahí parecían esquimales, probablemente hubieran salido a pescar.

- Xicoooos, ¡¡¡ya sus he perdío!!! 

- Y va la hormiga y le dice al muro: ¡cuidao! ¡que tiene hormigón! jajaja - Enrique seguía contando chistes a los gemelos. George mostraba su cara de desagrado, pero Fred intentaba enseñar una sonrisa amable. 

- ¿La nuestra es esa? o sea, ¡es divina! - Jermayoni señaló una tienda en forma de palacio de DisneyLandia.

- No, esa es de unas francesas, de Beaxbatons, el colegio de magia de Francia. La nuestra es aquella - el señor Weasley señaló una tienda que parecía un risco, en el que había dos cuevas, y Tita estaba en la entrada, saludándoles con las manos en alto, a grito pelao, con la discrepción que le caracterizaba:

- ¡AI MI ZANKYYYYYYY!

Tita echó a correr hacia Zanky, le abrazó de tal forma que casi se le salen los ojos de sus cuencas y después le plató dos besos en cada mejilla.

- Mírale, cómo ha crecido, ¡y que guapo está! ains... si sabía yo que mis galletas alimentaban muy bien, teniendo galletas ¿para qué quieres fruta y esas cosas verdes? nah, yo en mi casa, lo verde pa la Fifí, a mí la chicha, la chicha... pero espera que te cuente, ¡que me he puesto a dieta! así que nada, me va a tocar a mí comerme ahora lo verde... qué bajo he caído, cada vez me parezco más a mi hermana Mary Floopy... ¡Oh! Arthur, ya he terminado de montar las tiendas... - Tita echó un vistazo a las vestimentas del señor Weasley - la verdad es que esperaba que almenos tuvieran puertas...

- ¿Para qué? si apenas nos vamos a cambiar de ropa.

- No... si ya...

Después de los saludos, Luna, Ron, los gemelos y Enrique Alfarero se quedaron con el señor Weasley. Toda ayuda era poca para encender un fuego. Tita se llevó a Zanky para ir a por agua, y Jermayoni les acompañó.

- ¿Y qué tal el verano?

- Muy bien Tita, o sea, he estado en Dinamarca, Grecia y Miami, me encontré una blusa que es...

- Hablaba con Zanky...

- ¿Qué es... eso? - Zanky señaló a una chica, extranjera, que estaba haciendo cola en la fuente. Tenía los labios hinchados, las cejas pintadas, las pestañas tan largas que no le permitían pestañear, de hecho, para hacerlo, la chica debía echarse unas gotas en los ojos para que no se les resecara. Aparentemente era muy guapa, el problema es que cuando intentaba sonreir su cara se deformaba radicalmente. 

- No sé, pero no te acerques mucho, Zanky, me han dicho que la silicona produce cáncer... tú acércate Jermayoni, pregúntale que de qué planeta ha emigrado.

La chica estaba justo delante de ellos, así que oyó perfectamente lo que había dicho Tita. Puso cara de enfado, que le deformó de nuevo la cara, y les dio la espalda.

- Oye, ¿creéis que me ha oído? con lo discreta que soy yo... 

- Si, la he oido, es usted la pegsona más desaggggggggaggggable que me he enconggggtgggago en la vida.

- Oye, que creo que es extranjera de verdad. ¿Qué creéis que ha dicho? es que cuando hablaba ese... esos... bueno, llamémosle labios, se le caían y no le he entendido ni papa. Voy a ver si me deja ponerle un lacito lila...

La chica, enfadada, salió de la cola y se fue a otra fuente.

- Desde luego... qué arisca, ni que nos hubiera oído hablar de ella.

Alguién intentó colarse. Era un mago vestido de mujer, llevaba una peluca, un top y una minifalda, y caminaba con tacones. Tita Hagrid se dio cuenta.

- Perdone, señorita, pero nadie en toda la historia de la humanidad se ha colado a una gala. Así que mueva el... ui, perdone... - Tita miró al mago de arriba a abajo - no sabía que eras un hombre, esto cambia las cosas.

Tita lo sugetó por la minifalda, lo elevó por encima de ellos y lo lanzó encima de una tienda en forma de pirámide.

- ¡¡JERMA!! Ains, al fin sus encuentro, jo, que m'he despistao un momento y casi me pierdo xiquilla.

- Bua, la que faltaba. Anda, tomad los cubos con agua.

Tita dio un cubo a Zanky, dos a Jana y tres a Jermayoni. Al volver hacia la tienda se cruzaron con Cho Chang, que tenía de nuevo el pelo largo, recogido en dos trenzas. Se acercó a Zanky, con sus labios enormes y húmedos, y le dijo:

- Hola Zanky, ¿tienes un coletero? hace mucha calor.

A Zanky se le derramó un poco de agua encima. Tita no fue tan sutil y le lanzó un cubo de agua a Cho, que salió corriendo.

- Ui, perdona bonita, lástima que no fuera gasolina, ¡LAGARTONAAA! Ea, ahora me toca volver a hacer la cola para llenar ese cubo. Vosotros id a la tienda. Zanky, si estas dos intentan algo, pega un grito y en dos segundos estarán pelonas.

Zanky iba detrás de Jermayoni y Jana, que iban caminando hablando de la gente que veían.

- Mírala, qué culona, ya verás en cuanto se ponga una falda el pandero que se le va a quedar, hay que ver lo dejada que está con solo dos añitos, o sea...

- Si, tía, y te digo má, o empiesa ya a cuidarse ese cuti o a lo 7 año lo va a tené má etropeao que Tita.

Llegaron a las tiendas y vieron a Ron intentando apagar el fuego que había en el taparrabos de su padre, con tan mala suerte que comenzó a arderle también su camiseta. Enrique Alfarero intentaba sofocar ambos fuegos a base de garrotazos, como hacían en su pueblo. El señor Weasley se arrodilló, adolorido, y Ron corría hacia Jermayoni pidiendole que le echara el agua en la camiseta.

- No, o sea, este agua es para beber, no para apagar fuegos, si quieres agua vete a la fuente. Mírale que egoísta.

Cuando llegó Tita la cosa ya se había calmado. Ella improvisó dos puertas a base de una antena parabólica y un bloque de hormigón.

- Ea, ya tenemos puertas, me las he encontrado por ahí tiradas... esta - señaló al bloque de hormigón - tenía un pozo debajo, fíjate qué favor les he hecho a los muggles, les he descubierto un pozo. Ea, ya he hecho mi buena acción del día.

- Tita, ¿y Fifí? - Ron preguntó bajito, asustado.

- Fifí ha dicho que se quedaba unos días más en el pueblo, se ha encaprichado con un jabalí, ya sabes, amores de verano...

En ese momento se aparecieron Bill y Charlie. Tita se alegró mucho de verlos y fue corriendo a saludarlos.

- ¡Charlieee! ¿cómo estás, cielo? oiii que alegría me dio cuando Albus me dijo que tú estarías de becario en mi asignatura. Harás mucha falta en el castillo, sobre todo ahora que Dumbledore tiene que cuidar un cangurito. - Tita se giró hacia Bill - ¡Bill! hace mucho que no te veo, lo menos... desde la última vez. ¿Cómo estás?

- ¡VENDE! Vende ya mismo, AHORA. 

Tita arrancó el chivato de las manos de Bill, lo lanzó al suelo y lo pisoteó hasta que quedó hecho polvo.

- Yo no soy tu madre... y te he preguntado que cómo estás.

- Si Tita, bien Tita.

- Así me gusta... ende luego... qué blanda es Molly.

Pasaron el resto de la mañana acomodándose en las cuevas. A Tita no le hacía ninguna gracia dormir con Jana y Jermayoni, pero no tenía más remedio. Luna estaba sentada encima de un hormiguero, Ron continuaba ayudando a su padre a hacer fuego a lo muggle y mientras Bill y Charlie estaban preparando la mesa, sin magia, para la comida. Cuando Zanky salió de la cueva todo parecía tranquilo... hasta que las paredes de la cueva retumbaron y la cueva de las chicas comenzó a derrumbarse. 

-         ¡MIRA LO QUE HAS HECHO NIÑA! – Tita había salido de la cueva, llena de polvo.

-         ¿Yo? O sea, no he sido yo la que ha intentado afilar el plato con una estalactita.

-         No lo hubiera afiliado si no lo fuera a usar en tu cabeza por decirme que durmiera de pié, como los indios, que necesitabas mi cama para dejar toda la ropa.

-         O sea, pero tú ya estás acostumbrada, yo soy un poco pija y necesito más espacio.

Tras una fuerte discusión entre Tita y Jermayoni decidieron rescatar a Jana, que había quedado atrapada entre las piedras de la cueva, y Tita apartó a Arthur y Ron para hacer fuego a su manera: afilando el plato para producir un chispazo. Mientras tanto, Jermayoni y Jana estaban en la cueva de los chicos cambiándose de ropa, ya que se había ensuciado con el polvo del derrumbe, y Enrique Alfarero estaba ordeñando una cabra que se había encontrado.

En ese momento llegaron dos magos, uno de ellos era gordo, de pelo rubio y ojos azules, mirada cansada y caminaba con pasos lentos. El que le acompañaba era un hombre alto con bigote negro, de hecho, su bigote era tan frondoso que no se le veía la boca, parecía muy serio.

-         ¡Hola Arthur! ¿Te vas a sentar en ese suelo? ¿No? Genial, ya me siento yo – el hombre gordo se dejó caer en el suelo, levantando aún más polvo.

-         Hola Bagoman.

-         Llámame Ludo – dijo el hombre gordo mientras acomodaba su pandero.

-         Hola Arthur – el hombre del bigote, cuando hablaba, no se le veía abrir la boca, únicamente el bigote comenzaba a vibrarle. – Los miembros de seguridad del Ministerio no dan abasto, y tú no les ayuda con esas pintas. Por el amor de Merlín, ¡Tápate!.

-         Oye Crounch, que yo trabajo en el departamento encargado de proteger a los muggles, que tengo un master en zoología muggle, yo voy muy a la moda muggle, me falta el piercing, pero es que me daba cosa... pero... ahora que lo dices... – Arthur cayó en la cuenta de algo – ¡Claro! Los muggles son caníbales, debemos comernos a alguien para pasar completamente desapercibidos en su hábitat.

-         Vaya por dios – Tita ya había conseguido hacer un fuego y ahora estaba sacudiendo las hormigas que tenía Luna por todo el cuerpo – yo que he comenzado hace nada la dieta, pero bueno, si hay que pasar desapercibida se hace un esfuerzo, nos comemos a Jermayoni y listo, lo único que habrá que despellejarla, porque en su piel hay demasiadas sustancias altamente explosivas, pero yo me ofrezco... ¡JERMAAA! Ven aquí, dinos qué parte de tu cuerpo es la que más te gusta...

-         ¿Y esta quién es? – el bigote del señor Crouch se movía rápido - ¿otra troglodita?

-         Mira mostachín, no te conozco de nada pero me vuelves a insultar y te afeito entero, ¿queda claro? Hombre ya... – Tita dejó a Luna jugando con las hormigas y fue, con cara de mal genio, a donde estaba Enrique con su cabra – voy a ver si Enrique sabe cómo hacer la matanza... que es de pueblo.

 El señor Crounch se fue, molesto, y el señor Weasley ofreció algo de beber a Ludo.

-         Si, gracias, un whisky doble, y un bocadillo de panceta que he visto antes que tenías en la mochila. Uff, Arthur, estoy agotado, todo el día de arriba para abajo... fíjate, ¿ves aquella tienda en forma de sofá? – señaló una tienda que estaba tan solo cuatro tiendas a la derecha – pues he venido hasta aquí andando. Si es que me explotáis... en fin... en mis tiempos de jugador de Quidditch no tenía que moverme, la escoba era mi medio de transporte, ahora no encuentro escobas de mi talla. Por cierto, ¿has visto lo estresado que está Crounch? Dice que lo está haciendo él todo, total, por haber estado en los cinco continentes dejando trasladores para los mundiales y preparar el Torn...

-         ¿Sinco continente? ¿qué no eran cuatro? Ende luego, anda que avisan de que ha salio uno má.

En esos momentos salían Jana y Jermayoni, totalmente limpias y con sus trajes impecables, con tacones y joyas de siempre.

-         Si tus deos fueran morcillas, haría un cocio para chuparme los míos. ¡¡Yeja!! ¡¡Qué jamona acaba de salir de la cueva!! – Enrique se acercaba con Tita hacia la mesa donde Bill y Charlie ya habían terminado de poner los cubiertos y la comida.

Jermayoni se escondió detrás de Jana, Enrique le asustaba, y últimamente parecía que todo el mundo quisiera comérsela.

-         Te libras porque no tienes apenas chicha, Jerma. – Tita se sentó en una silla y se sirvió un poco de ensalada. - ¿De verdad que lo verde no es venenoso? Jo, yo quería probar carne humana.

Comieron tranquilamente. Tita obligó a Zanky a comerse cinco raciones de chuletas caseras de Molly, ya que ella estaba a dieta, que Zanky se llevara su beneficio. De segundo había pollo relleno de cordero y de tercero Cordero relleno de pollo, cortesía también de Molly. De postre, un enorme helado derretido en un taper. Pero igualmente estaba bueno.

-         Espera Zanky, que te soplo y te lo enfrío. Fffffffffffff, Ffffffffffffff. – Luna seguió soplando al taper durante un buen rato.

-         Qué envidia me dais, y yo aquí con mi ensalada verdosa que no sabe a nada... que digo yo, si los conejos comen verde, y yo me como un conejo, estaré comiendo lo verde a la vez, ¿no?

Jermayoni y Jana fueron las primeras en terminar, se habían comido cada una media chuleta y ahora estaban asustadas probándose la ropa más estrecha que tenían por si no cupieran. Cuando acabaron, salieron con otro modelito y con sus bolsos.

-         Ya estamos listas para ir de shoping.

-         ¿De shoping? Aquí nadie va de eso hasta que yo lo diga – Tita se puso seria, como si estuvieran desafiándola.

-         Si, yo también quiero ir – dijo Zanky.

-         Pues lo dicho, que vamos de shoping, hay que ver qué buenas ideas tiene mi Zanky, ¡madre!

Tita se llevó a Zanky, Ron, Jermayoni y Jana. Enrique, los gemelos, Charlie y Bill se quedaron con su padre recogiendo los trastos antes del partido.

Caminaron un largo rato sin encontrar tiendas donde vendieran nada, hasta que a lo lejos vieron el estadio y cerca había cientos de tiendecitas donde podían comprar cualquier cosa.

Jana y Jermayoni fueron directas a una tiendecita de bisutería y comenzaron a probarse collares y pulseras. Zanky y Ron prefirieron ir a la tienda de bollería, y Tita los vigilaba desde la tienda de artículos de cocina. Cuando cada uno hubo hecho sus compras, Tita los juntó, con su bolsa llena de complementos nuevos para la MagiMix y recetas. Siguieron paseando viendo escaparates pequeños hasta llegar a una tienda de camisetas con imágenes en movimiento de los jugadores.

-         Mira Tita, mira, ¡¡mira!! ¡¡¡Es Krum!!! ¡¡¡VÍCTOR KRUM!!! – Ron parecía muy emocionado, señalaba una camiseta azul en la que salía la cabeza de un jugador. – cómpramelo porfa Tita, porfaaaa.

-         Ni hablar Ron, si te compro ropa después tu madre se enfada, que para eso es ella la que os diseña la ropa y os la hace, además... es azul.

Zanky se fijó en que Jana y Jermayoni cuchicheaban mirando la camiseta de Víctor, reían bajito y se ponían rojas. Zanky pensó que habían pasado demasiado tiempo al sol.

De pronto, una sirena pareció detener el tiempo. Y enseguida todo el mundo fue corriendo hacia el estadio, a empujones limpios, para llegar los primeros.

-         ¡¡AIBÁ!! Ya es la hora, lo siento chicos, soy guarda de seguridad del estadio, tengo que ir a poner un poco de orden, vosotros volved a la tienda con Arthur, él tiene las entradas. Ea, hasta luego... oi, que me han quitado mi bolsa... ¡EH TÚ! El chorizo rubiales... oye... ese no es... ¡¡DRACÓN!! ¡¡DEVUÉLVEME LA BOLSA!! A VER, TODO EL MUNDO, EN FILA DE UNO, NO ME OBLIGUEN A SACAR EL PLATO O COMO LLUEVA SE OS ARRUGARÁ LA CABEZA.


- Copyright © Zanky Potter - Date A Live - Soporte por Blogger - Diseño por Johanes Djogan - Modificado por Zancaturno -