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28 enero 2009


Capítulo 4: Retorno a la Tejonera 

Ya era el día, Zanky se pasó la mañana recogiendo sus pertenencias y metiéndolas en el baúl. Tuvo que acabarse tres cajas de galletas y dos de magdalenas para que el baúl pudiera cerrar, así que agradeció el fideo que tía Petunia le puso para comer.

Sus tíos estaban muy nerviosos, unos magos iban a visitarlos y no sabían cómo tratarlos. Tío Vernon se puso su mejor traje, quería dar la impresión de que eran muy superiores a los magos. Lástima que aquel traje era el de las bodas... cuatro tallas menor a la que ahora usaba, y se le notaban los michelines por todas partes, incluso le costaba respirar con la camisa abrochada, estaba un poco morado, pero se aguantaba por tal de quedar por encima de sus invitados.

A las cinco en punto Zanky ya tenía todo listo, y bajó al salón. Allí vio a Petúnia escondida tras las cortinas, mirando la calle y sospechando de cualquier coche desconocido. Tio Vernon estaba de pie, si se sentaba puede que el traje no aguantara tanta presión.

- Bien y... ¿cómo van a venir a recogerte? en coche... autobús... bicicleta...

- Pues... - Zanky dudó - no lo sé, pero podéis esperar cualquier cosa, incluso una alfombra voladora.

Vernon le lanzó una mirada amenazadora. Dudley estaba sentado en el sofá, sus tripas hacían mucho ruido y aún quedaba una hora para su merienda de media manzana. Tío Vernon comenzó a impacientarse.

- Bueno... ¿vienen o no vienen? si lo que pretenden es quedarse a merendar la llevan clara, como no traigan ellos la merienda...

De pronto comenzaron a oirse ruidos extraños en alguna parte del salón. Zanky, su primo y sus tíos miraban a todas partes, intentando averiguar de dónde provenían esos fuertes golpes.

- Mi cara... 

Zanky reconoció la voz de Ron. Inmediatamente se oyó otro fuerte golpe.

- ¡AI! Papá, que me estás aplastando.

- Ui, perdona Ron, luego te curamos esos dos chichones.

Otro golpe más se oyó en el salón.

- Uff, menos mal papá, hemos aterrizado en blando.

- Si Charlie, encima de mí... necesito una tirita.

- Pero bueno, ¿a qué persona medianamente civilizada se le ocurre cerrar una chimenea?

Todos en el salón dirigieron sus miradas a la chimenea. Tía Petunia estaba escondida y camuflada entre las cortinas, con sus enormes ojos clavados en la chimenea, que tiempo atrás habían cerrado para poner una eléctrica. Dudley se asustó y se escondió tras el sofá. Y tío Vernon directamente dejó de respirar, parecía que estuviera clavado en el suelo. Zanky se acercó a la chimenea. 

- ¿Se... señor Weasley?

- ¿Zanky? ¿eres tú? bien, al menos hemos llegado a donde queríamos. ¿Están tus tíos en casa?

- Si, están aquí... 

- Bien, apartate de la chimenea, que vamos a entrar.

Zanky se apartó y una enorme explosión lanzó el pequeño muro y la estufa al otro lado del salón. De entre el polvo salieron tres pelirrojos: el señor Weasley, Ron con una herida en la cabeza y lleno de  arañazos de gallo, y Charlie.

- Bueeenas taaardes señores Dursley. Mmi noombre es Arthur, Arthur Weaasley. Encantaado - el señor Weasley le tendió la mano a Vernon, pero Vernon no reaccionó. - Esto... Zanky, ¿hablan nuestro idioma? no estoy seguro de haberlo hecho bien, veamos... Hola, mi ser Arthur Weasley, mi contento de conocer a ti. - Tio Vernon seguía sin reaccionar - Creo que estoy haciendo algo mál... Zanky, ¿los muggles se saludan a cabebazos?

- No, no, es que... el traje no le deja hablar... voy a por mi baúl y nos vamos...

- No, espera - Ron se adelantó con Charlie - vamos nosotros.

Charlie y Ron subieron arriba a por el baúl de Zanky, y mientras, el señor Weasley estuvo un rato mirando las paredes y el techo.

- ¿Qué ha pasado con las pinturas?

- ¿Cómo dice?

- Si hombre, las pinturas rupestres, siempre he querido verlas de cerca... ¿tus tíos no cazan?

- Emmm... no... digamos que ya no se estila... 

- Ya veo ya... - el señor Weasley acarició la cabeza de tio Vernon - qué mono... ¿muerde?

- A veces...

- ¡AIBÁ! si hay más muggles. ¡Mira Zanky! ahí hay una cría de muggle, y tras las cortinas veo a una hembra... alucinante... los muggles viven en familia. ¿Quién lo diría? Déjame hacer un experimento... - el señor Weasley se acercó un poco a Dudley y éste gritó. Tía Petunia salió de detrás de las cortinas con una escoba, lista para zurrarle como osara tocar a su hijo. - ¡Ajá! tal y como lo muestra la revista de National Mugglatic, las madres muggles defienden con uñas, bolsos y escobas a sus crías.

Zanky quería irse ya, sabía que todo eso lo pagarían los Dursleys con él, y el señor Weasley no facilitaba las cosas. 

- Mírale... tiene hambre... les he traido un regalo - el señor Weasley sacudió su varita e hizo aparecer una oveja. Inmediatamente después se escondió tras un sillón a contemplar la reacción de los muggles. - Si no me equivoco, ahora el macho de la manada dará caza a la oveja... 

- No señor Weasley, tío Vernon solo va al súper cuando hay oferta en chuletones...

Se oyó un ruido y después vieron algo rodar por las escaleras.

- Ron, te he dicho que no te pongas delante de mí, ¿no ves que llevo el baúl a cuestas?

Charlie, cargando con una mano el baúl de Zanky, bajó y entró en el salón detrás de Ron, que estaba que daba pena verlo de tantos moratones. 

- Ya estamos listos papá.

- Bien hijo, pero no molestes a los muggles, recuerda lo que he dicho siempre: no hay que alterar su hábitat. Ahora, pasad tú y Ron con los polvos flú, Zanky y yo os seguiremos.

Ron y Charlie desaparecieron tras una llamarada. A Zanky se le ocurrió una última crueldad.

- Señor Weasley... ¿de verdad quiere ver cómo cazan los muggles? mire, mire... - Zanky sacó una galleta de chocolate que guardaba en el bolsillo y la lanzó en medio del salón. Vernon y Dudley la miraron con ojos golosos y ambos se lanzaron a por ella.

Tío Vernon, con tanto movimiento, hizo que los botones de su traje salieran disparados en todas direcciones.

- Increíble, ¡alucinante! '¡padre y cría luchando por una galleta mientras la madre canta!

- No está cantando, ¡está gritando! vámonos señor Weasley, esos botones son peligrosos.

Zanky y el señor Weasley desaparecieron a través de la red flú justo antes de que un botón les llegara a toda velocidad.

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  1. Anónimo dice:

    Lo mejor es la búsqueda y captura de la galleta mientras la hembra canturrea para que la caza sea exitosa. Y quién sabe, lo mismo la hembra cambia de macho porque el que ya tiene no provee para su prole. ¡Qué primitimos, por fa!

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